María Márquez. Milán
La Sociedad Europa de Hipertensión (ESH) ha celebrado su 21 Congreso Anual reuniendo a 6.000 especialistas de todo el mundo. La eficacia farmacológica actual y futura, las terapias para combatir la arritmia y otros problemas cardiovasculares o las variantes genéticas asociadas a la presión arterial, han sido algunas de las grandes cuestiones debatidas en los cuatro días de la reunión. Además, se formalizó la renovación de la junta directiva de la ESH con el nombramiento de Josep Redón, jefe de Medicina Interna del Hospital Clínico de Valencia, como nuevo presidente.
Entrada del Palacio de Congresos de Milán, sede del Congreso. En la siguiente imagen, la inauguración del evento, que contó con la presencia, entre otros, de A. Morganti, ex presidente de la Sociedad Italiana de Hipertensión, Krzysztof Narkiewicz, presidente saliente de la ESH (en la pantalla) y G. Mancia, director ejecutivo del Congres
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La combinación de dos o más fármacos protege el sistema cardiovascular
Uno de los simposios inaugurales del Congreso, organizado por Daiichi-Sankyo, contó con
la participación de Stéphane Laurent, ex presidente de la Sociedad Europea de Hipertensión
(ESH); Josep Redón, nuevo presidente de la entidad; Massimo Volpe, presidente de la
Sociedad Italiana de Hipertensión, y Krzysztof Narkiewicz, presidente saliante de la ESH.
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Uno de los debuts de la cita milanesa fue el simposio ‘Excelencia terapéutica. Un nuevo camino al éxito para el cuidado de la hipertensión’, organizado por el laboratorio Daiichi-Sankyo y el que participaron el especialista español Josep Redón, Massimo Volpe, presidente de la Sociedad Italiana de Hipertensión, Stéphane Laurent, ex presidente de la Sociedad Europea de Hipertensión, Krzysztof Narkiewicz, presidente saliente de la ESH, Luis Miguel Ruilope, jefe de la Unidad de Hipertensión del Hospital 12 de Octubre Y Roland E. Schmieder, del Hospital Universitario de Erlaguen (Alemania).
En su intervención, Redón destacó el papel de la microalbuminuria (MAU), sustancia que se encuentra en el 10-40 por ciento de hipertensos y diabéticos, como “importante predictor de enfermedad cardiovascular y daño renal”. En esta línea, el experto apuntó la eficacia demostrada por Olmesartán (lanzado por Daiichi-Sankyo en 2002) para prevenir la MAU tal y como refleja el estudio europeo Roadmap (Randomised Olmesartan and Diabetes Microalbuminuria Prevention) en el que han participado 16 investigadores y 110 pacientes españoles.
A continuación, tomó la palabra Massimo Volpe apuntando la importancia de la “combinación de drogas de diferentes clases” demostrada en el Estudio Trinity, también impulsado por la compañía de origen japonés, y en el que participaron 2.492 personas con hipertensión (de moderada a severa). “Muchos pacientes necesitan más de dos fármacos”, recordó Volpe en alusión a la propuesta del citado laboratorio con Sevikar HCT, que en una sola formulación ofrece el antagonista de los receptores de la angiotensina II olmesartan medoxomilo (OLM), el calcioantagonista amlodipino (AML) y el diurético hidroclorotiazida (HCTZ).
Krzysztof Narkiewicz, presidente saliente de la ESH, hizo hincapié en la “complicada” adherencia terapéutica de los hipertensos que además se debilita con el paso del tiempo, lo que provoca que aumente el riesgo de accidente cardio y cerebrovascular. En la línea de sus colegas, Narkiewicz apostó oportuna “dosis fija de combinación terapéutica” en detrimento de las “combinaciones libres”. También incidió en este argumento Luis Miguel Ruilope, jefe de la Unidad de Hipertensión del Hospital 12 de Octubre, quien recordó que la monoterapia “solo disminuye la presión arterial en un número reducido de pacientes”, al tiempo que la combinación de dos fármacos “es más eficaz que duplicar las drogas”. Así, indicó que la alianza entre OLM y AML reduce los índices de inflamación vascular, metabolismo e incidencia de la diabetes, eficacia que aumenta “para los pacientes diabéticos” sumando el HCTZ.
Roland E. Schmieder, del Hospital Universitario de Erlaguen (Alemania), se unió a la reflexión global sobre los datos esperanzadores del marcador de la microalbuminuria reflejada en la web www.mautest.org, iniciativa en la que participan cuatro profesores, entre ellos Josep Redón. Se trata de un portal que cuenta con información científica y clínica en el que además Daiichi-Sankyo pone a disposición de los profesionales tiras para detectar la . También anunció el futuro portal on-line www.hipertensioncare.eu, con las miras puestas también a una futura web europea de apoyo a los pacientes. Por último, Stéphane Laurent, ex presidente de la ESH, incidió en la importancia de la actitud educacional de los facultativos y de la monitorización de la adherencia terapéutica.
Las claves del fármaco del futuro
En el atril, Michel Burnier, especialista del Hospital Universitario de Lausanne (Suiza). Le
escucha sentado H. Struijker, de la Universidad de Maastricht.
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Michel Burnier, especialista del Hospital Universitario de Lausanne (Suiza), intervino en el simposio ‘El futuro de las drogas hipertensivas’, celebrado el segundo día del Congreso. Entre sus argumentos, defendió el papel “potencial” de los antagonistas de los receptores de la endotelina “para disminuir algunas formas” de la patología, si bien señaló la “necesidad de entender mejor el efecto colateral” del bloqueo que ejercen. En el mismo foro, Stéphane Laurent reflexionó sobre la forma de disminuir la patología arterial mediante la bajada de la presión arterial con beta-bloqueantes y “mecanismos independientes de descenso de la presión arterial aguda” (remodelación arterial a larfo plazo, colágeno, nitrato...). El último turno de palabra fue para H. Struijker de la Universidad de Maastricht, quien relató los beneficios del bloqueo de los receptores de la aldosterona para disminuir la mortalidad en “pacientes con fallo cardíaco”, una sustancia cuya inhibición enzimática es, en su opinión, “un target atractivo para la terapia hipertensiva del futuro” y que contribuirá a “inhibir el efecto del desarrollo de fibrosis cardíaca”.
De izquierda a derecha, Carlo Rapezzi, del Instituto de Cardiología del Hospital Orsola-Malpighi; Alessandro Capucci, del Hospital Guglielmo da Saliceto (Piacenza); y Antonio Coca, director del Instituto Clínico de Medicina y Dermatología del Hospital Clínic de Barcelona.
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Sanofi-Aventis organizó en este mismo marco un minisimposio sobre ‘Nuevas tendencias en terapia farmacológica de antiarrítmicos’. En él, de nuevo presencia española destacada de mano de Antonio Coca, director del Instituto Clínico de Medicina y Dermatología del Hospital Clínic de Barcelona. Coca consideró los beneficios de la terapia con receptores de la angiotensina (ARB) para el tratamiento de la fibrilación auricular (FA), que también influye en el bloqueo de la fibrosis miocárdica en hipertensos, y relacionó la regresión de la hipertrofia ventricular con el tratamiento hipertensivo. Alessandro Capucci, cardiólogo del Hospital Guglielmo da Saliceto (Piacenza), lanzó el interrogante sobre la eficacia de los nuevos fármacos con respecto a sus predecesores centrándose en la comparación entre la dronedarona y la amiodarona, otorgando al primero de ellos una mayor tolerabilidad a largo plazo, menos hospitalizaciones por motivos cardiovasculares y más eficacia para la FA. A la dronedarona también aludió Carlo Rapezzi, del Instituto de Cardiología del Hospital Orsola-Malpighi (Bolonia), resaltando que estudios realizados demuestran un descenso del 34 por ciento del riesgo de infarto “en pacientes con FA y factores de riesgo cardiovasculares”.
La doble y triple combinación de fármacos
Josep Redón, jefe de Medicina Interna del Hospital Clínico de Valencia y nuevo
presidente de la Sociedad Europea de Hipertensión, junto a Massimo Volpe,
presidente de la Sociedad Italiana de Hipertensión.
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Con una amplia formación internacional y experiencia en el ámbito de la hipertensión, Josep Redón, jefe de Medicina Interna del Hospital Clínico de Valencia, pasa de la vicepresidencia que ostentaba hasta ahora en la Sociedad Europea a liderar un proyecto que pasa por aumentar la adherencia terapéutica y profundizar en un nuevos marcadores de control de la presión arterial como la microalbuminuria, limitada hasta hace poco a la nefropatía diabética.
Redón compareció junto a Massimo Volpe, presidente de la Sociedad Italiana de Hipertensión, para explicar los beneficios de nuevas terapias desarrolladas por Daiichi-Sankyo. El recién electo presidente de la SEH definió la microalbuminuria (MAU) como “el factor de riesgo más fuerte para enfermedad cardio-renal”, que a su vez afecta al 16-40 por ciento de diabéticos. Hasta finales de la década de los setenta eran los endocrinos los que más analizaban la concentración de albúmina en la orina dada su relación con la nefropatía diabética. Fue entonces cuando un grupo de expertos, entre los que se encontraba Redón (en 1986), comenzaron a testear esta sustancia en los pacientes hipertensos. Tras varios estudios previos, que revelaron que “más de la mitad de los profesionales no discernían que la MAU detecta lesiones cardiovasculares y del sistema nervioso central”, Daiichi-Sankyo proporciona ahora dichos test a profesionales de toda Europa.
Por su parte, Volpe enumeró los pasos para controlar efectivamente la presión arterial, dado que “entre el 7 y el 8 por ciento de pacientes no están bien controlados”. En el terreno farmacológico, el experto italiano puntualizó que dicho control “no es posible con una combinación de solo dos drogas” en el 15-20 por ciento de hipertensos, para destacar posteriormente que la tripe combinación de OLM, ALM y HCTZ “a largo plazo es eficaz y bien tolerado independientemente del estado de diabetes del paciente, su índice de masa corporal, su raza o edad”, tal y como reflejan los sub-análisis (2011) del Estudio Trinity, impulsado por Daiichi-Sankyo.
Hipertensión y mortalidad
De izquierda a derecha, Neil R. Poulter, del National Heart&Lung Institute de Londres; John Chalmers, médico consultor honorario del Hospital Royal Prince de Sidney, y Frank Ruschitzka, del Hospital Universitario de Zurich.
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La segunda jornada acogió un simposio satélite sobre la consideración de la hipertensión como una enfermedad mortal, tema que contó con las consideraciones de John Chalmers, médico consultor honorario del Hospital Royal Prince (Sidney), quien recordó que 7,6 millones de muertes anuales están relacionadas con una presión arterial “no óptima”, de ahí que definiese la hipertensión como “el asesino silente”. Frank Ruschitzka, del Hospital Universitario de Zurich, lanzó interrogantes sobre las evidencias del aumento de supervivencia gracias al tratamiento antihipertensivo, mientras que Neil R. Poulter, del National Heart & Lung Institute (Londres), hizo hincapié en la mayor peligrosidad de la “hipertensión intermitente” con respecto a la constante y también en el beneficio cardiovascular de altas dosis de thiazides, chlorthalidona e indapamida.
Variantes genéticas asociadas a la presión arterial
Mark Caulfield, director del William Harvey
Research Institute&The NIHR Cardiovascular
Biomedical Research Unit.
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Los estudios genómicos sobre hipertensión y su relación con enfermedades cardiovasculares también captaron el interés de los profesionales. Cuatro expertos británicos fueron los encargados de apuntar las últimas líneas de investigación en este ámbito, dirigidas hacia el número de poliformismos SNP (single-nucleotide polymorphisms) que regulan la presión arterial, 29 según un análisis presentado por Mark Caulfield, director del William Harvey Research Institute & The NIHR Cardiovascular Biomedical Research Unit (Londres); o el riesgo genético en la presión arterial sistólica y diastólica según fenotipos ancestrales, expuesto por Dan Levy, miembro del International Collaboration for Blood Pressure Genome-Wide Association Studies (ICBP). Los resultados del estudio del ICBP concluyen en que el riesgo procede de 29 ‘genoma wide’ (GWA) con variantes de presión arterial relacionadas con hipertensión, hipertensión asociada a daños orgánicos y enfermedades cardiovasculares, y sin embargo sin relación con el daño renal.
De aspectos más técnicos, como la secuenciación del ‘nanopore’, se encargaron Sandosh Padmanabhan, de la Universidad de Glasgow, y Patricia B. Munroe, del William Harvey Research Institute de Londres, quien explicó el ‘HumanCVD BeadChip’, análisis que partió de 2.150 genes seleccionados de fenotipos cardiovasculares de datos de estudios de GWA.
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